Trasladar el sentimiento al papel puede ser difícil.
No tengo palabras para explicar ese arte de mirarte cuando te tengo cerca. En un instante me siento tan grande de tenerte a mi lado, de poder disfrutar de ti, de tu mirada viva y atenta, de tus labios hablándome de la complejidad de la vida.
No sé cómo lo has hecho pero desde que te conocí sólo pienso en volverte a ver.
Y no es fácil sentirme mártir de un amor frágil porque todo está en el aire y yo sólo me alimento de ilusiones, ilusiones que no sé si un día lograrán hacerse realidad. Vale la pena la espera si el día llega y le vuelvo a ver, miro a sus ojos y vuelvo a creer.
Ansío tu piel, necesito el calor de tu cuerpo, quiero esos besos que saben a miel.
Sólo con rozarte ya me siento estremecer, imagina lo que puedes llegar a provocar en mi, imagina lo que puedes llegar a hacer.
Me recuerda a lo etéreo del amor que llega y pasa, arrastrado por el viento. Lo transitorio de una mirada por la calle. Mirar a unos ojos desconocidos, cruzarse con alguien compartiendo unos segundos en una conversación de pupila a pupila. Lo fugaz y por ello inaccesible. El deseo de tener lo que no se tiene, de acariciar la piel que se anhela.
ResponderEliminarY el final tiene el sabor de una promesa, el perfume que embriaga como adelanto para incitar al hambre que en la incerteza del futuro será saciada.
En realidad,es una combinación de sentimientos ya experimentados y realizados, fruto de antiguas pasiones mezclado con las ilusiones venideras.
ResponderEliminarEs como volver trascendental algo tan intrascendente como un beso robado o una mirada fugaz. Me encanta.
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