28.11.09

Mendigo


Hoy me despertó otra vez ese pellejoso perro, no tenía que haberle dado ese trozo de pan duro, ahora se cree que soy su amo…su amo…es curioso porque creo que ya no soy ni amo de mi mismo, si me pongo a contar seguro que tenemos incluso las mismas pulgas.
Ya me cuesta levantarme, últimamente el frío no perdona y las rodillas a veces me crujen como carracas oxidadas. Necesito unas vacaciones, un sillón mullido, una hoguera bien alimentada y una puta coca-cola que me quite este sabor a vino barato.
No estaría mal una mujer de esas que te espera armadas con una sonrisa y un buen estofado y una ducha….por dios una ducha caliente, de esas revitalizantes. Recuerdo que antes me daba una todas las mañanas para ir a trabajar, vale que era una fábrica oscura, con un trabajos de esos mecánicos y aburridos, pero era un trabajo.
Soy un superviviente, dicen que tengo un aspecto parecido a Marx, barba canosa y abundante y unos ojos inteligentes. Me alimento de la caridad, es cierto, pero así he descubierto que existen más buenas personas de las que pensaba. Todavía no he muerto de hambre y pese a que echo en falta un techo sobre el que cobijarme, pienso que soy el único que oye al mundo susurrar y llorar. Soy feliz….y no mido mi felicidad en montones de de cosas inútiles, sino en peso de palabras. Ca-da-pa-la-bra-me-pe-sa.

3 comentarios:

  1. Queda inagurado nuestro pequeño lugar. Animaos gente :)

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  2. Siempre recordaré aquella noche de verano. Antonio vagaba por las afueras de la ciudad, consumido por las drogas y el cansancio. Había perdido el bus para Alicante y estaba buscando el Mercado Central de Elda. Lo acompañé hasta el centro y por el camino me contó que buscaba a su mujer, que lo había abandonado. Iba cargado con bolsas y mantas, sudando, hecho polvo. Cuando llegamos me dio las gracias y fue a entrar a un cajero pero estaba ocupado. Cruzó la calle y entro en la CAM. Me fui para no verlo acostarse en un rincón en el suelo. Sé que hay gente que decide esa vida que pensamos romántica, la del mendigo, pero siempre me viene a la cabeza la imagen del pobre Antonio. Un buen texto. Me encanta la idea de escuchar al mundo susurrar y llorar. Un gran final. El peso de las palabras...

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  3. Siempre me han llamado la ateción esas personas que ves por la calle, a veces mendigando y pidiendo a penas una limosna y otros, sin embargo, pidiendo con la mirada compasión. En muchas ocasiones, por no decir en la gran mayoría de las veces, llegan a ese punto por su propio pie y parece ser que esa es la excusa de la sociedad para marginarlos y pasar por la calle lo más rápido posible ante ellos para no mirarlos siquiera. Sí, esa es la sociedad en la vivimos.

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