14.2.10

Arrebato (tango-étude 1)

Que te ibas, dijiste. Con una copa en la mano y cinco más camino del estómago. Cómo te iba a creer cuando dijiste, con los ojos rojos por el alcohol o por la luz o por los celos de mis ojos.

Pero te fuiste, claro que te fuiste. Dejaste incluso el abrigo. La embriaguez del tinto y del olor de su sexo te mantenían caliente, así que olvidaste el frío y me olvidaste a mí, tirada sobre la barra, junto a tu copa, junto a tu chaqueta de piel, junto a la herida del cristal de las lágrimas de vino que se derramaron con el primer golpe. Vino o sangre. Sólo sé que no dolió. Sólo sé que sonó un acorde y dos palmas sobre un cajón.

No pedí ayuda para levantarme, aunque me costó media canción. El camarero me negó el último trago y no pude enfadarme con él, porque todo mi odio era para ti, para la furcia del mantón y para su olor a juventud. Me volviste tan loca que bailé, me arranqué a bailar como se baila un tango. Arrebatada, dolida, muerta de amor.

1 comentario:

  1. Me jode confesarlo
    pero la vida es también un bandoneón
    hay quien sostiene que lo toca dios
    pero yo estoy seguro que es troilo
    ya que dios apenas toca el arpa
    y mal

    fuere quien fuere lo cierto es
    que nos estira en un solo ademán purísimo
    y luego nos reduce de a poco a casi nada
    y claro nos arranca confesiones
    quejas que son clamores
    vértebras de alegría
    esperanzas que vuelven
    como los hijos pródigos
    y sobre todo como los estribillos

    me jode confesarlo
    porque lo cierto es que hoy en día
    pocos
    quieren ser tango
    la natural tendencia
    es a ser rumba o mambo o chachachá
    o merengue o bolero o tal vez casino
    en último caso valsecito o milonga
    pasodoble jamás
    pero cuando dios o pichuco o quien sea
    toma entre sus manos la vida bandoneón
    y le sugiere que llore o regocije
    uno siente el tremendo decoro de ser tango
    y se deja cantar y ni se acuerda
    que allá espera
    el estuche.

    Mario Benedetti

    La verdad es que una vez más consigues llegar a tocar la fibra. Chapeau

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