(Un sendero pintado de otoño conduce a un camino desconocido, que no puedo distinguir,
perdido entre los árboles. Silencio, y el eco de un riachuelo y de unas voces que ignoro adrede.
El sol brilla tenuemente sobre mi rostro pálido. Dibuja sombras que no existen, en las que el manto de hojas secas, tirita de frío. El cielo de un azul de invierno inmaculado. Y el deseado silencio, que me acompaña.)
Silencio entre las montañas.
Hojas secas, ramas, bellotas.
Un sendero perdido en las remotas
montañas. Su silencio me acompaña.
Silencio y el sonido de las gotas
del riachuelo. Maleza triste empaña
el eco de una voz que no me extraña.
Natura sapia est. Y yo una idiota.
Un camino cuesta abajo en la ladera.
Sol que alúmbrame , mas tibio.
Su silencio, luz de alivio.
Oh añorada, dulce primavera.
Manto de otoño, gris sombrío,
en su ausencia, vence el frío.
perdido entre los árboles. Silencio, y el eco de un riachuelo y de unas voces que ignoro adrede.
El sol brilla tenuemente sobre mi rostro pálido. Dibuja sombras que no existen, en las que el manto de hojas secas, tirita de frío. El cielo de un azul de invierno inmaculado. Y el deseado silencio, que me acompaña.)
Silencio entre las montañas.
Hojas secas, ramas, bellotas.
Un sendero perdido en las remotas
montañas. Su silencio me acompaña.
Silencio y el sonido de las gotas
del riachuelo. Maleza triste empaña
el eco de una voz que no me extraña.
Natura sapia est. Y yo una idiota.
Un camino cuesta abajo en la ladera.
Sol que alúmbrame , mas tibio.
Su silencio, luz de alivio.
Oh añorada, dulce primavera.
Manto de otoño, gris sombrío,
en su ausencia, vence el frío.
Y sé muy bien que no estarás.
ResponderEliminarNo estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado, ni en el gesto
de elegir el menú, ni en la sonrisa
que alivia los completos en los subtes,
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes o una blusa.
Me enojaré, amor mío, sin que sea por ti,
y compraré bombones pero no para ti,
me pararé en la esquina a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré los sueños que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles y de puentes.
No estarás para nada, no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
Julio Cortázar