1.12.09

El fondo del fondo

De vez en cuando me invade un algo (llámalo valor, llámalo ira), y la emprendo
a escobazos contra los monstruos que hay bajo la cama.

Encuentro escamas y pelusas, y entre tinieblas, me deshago del polvo del pasado, que se arremolina como el humo espeso de las brujas.
Ahuyento a las fieras con tu risa efervescente y es entonces, sólo entonces, cuando mi alrededor va perdiendo esa apariencia de caída infinita, y siento en los pies las losas frías, tocando por fin el fondo, para después tomar impulso, oxigenar los pulmones y ensanchar la vida, porque ya se ve la luz al final del túnel y no tengo por qué seguir bailando con la autocompasión.

4 comentarios:

  1. Nos vamos animando!

    Una gran entrada señorita Sara!

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  2. A mí los monstruos de debajo de la cama me hacen compañía, por eso no los barro. Y a veces, hasta bailan conmigo. Entonces la autocompasión se queda sin pareja y acaba huyendo. Se va a la luz, la muy tonta. Los monstruos, la escoba y yo nos reímos de ella cuando el túnel se cierra de repente.

    Me gusta :)

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  3. Pues no hace falta a veces sacar valor de donde no lo hay... Bravo

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  4. Lo veo como una introspección. Hemos de saber que no estamos vacíos, que ahí dentro, entre las conexiones de nuestras neuronas estamos nosotros. Me encanta lo de "risa efervescente", se me hace casi contagiosa, ampliándose en volumen, creciendo...

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